domingo, 12 de mayo de 2013

GLOSARIO DE MICROMACHISMOS:LA VIOLENCIA INVISIBLE EN LA PAREJA

Micro machismo:El psicólogo Luis Bonino (1995, 1996) propone el concepto de micro machismo para referirse a aquellas conductas sutiles y cotidianas que constituyen estrategias de control y microviolencias que atentan contra la autonomía personal de las mujeres y que suelen ser invisibles o, incluso, estar perfectamente legitimadas por el entorno social. 

Se refiere, por tanto, a las prácticas de dominación masculina en la vida cotidiana.


Violencia domestica: Es un tipo de abuso.

Implica lastimar a alguien, por lo general un cónyuge o una pareja, pero también puede ser un padre, un hijo u otro familiar. 

La violencia doméstica es un problema muy serio. 

Es una causa común de lesiones. Las víctimas pueden sufrir lesiones físicas, como hematomas o fracturas óseas. 

Pueden sufrir emocionalmente de depresión, ansiedad o aislamiento social.


Feminismo: Es un neologismo que identifica como movimiento social la lucha por la igualdad que se venía articulando desde antes de la creación, a finales del siglo XIX, del vocablo. 

El término se creó en Francia y fue traducido al inglés -feminismo- con un sentido despectivo por los oponentes que pretendieron desacreditar las propuestas francesas y desactivar el movimiento anglosajón.


Identificación proyectiva: Alude a un mecanismo de defensa psíquico. 

Se podría definir extensivamente como sigue: Término introducido por Melanie Klein para designar un mecanismo que se traduce por fantasías en las que el sujeto introduce su propia persona, en su totalidad o en parte, en el interior del objeto para dañarlo, poseerlo y controlarlo.

La violencia psicológica: No es una forma de conducta, sino un conjunto heterogéneo de comportamientos, en todos los cuales se produce una forma de agresión psicológica.”   

Se puede definir también, que la violencia psicológica es una forma de maltrato, que a diferencia del maltrato físico, este es sutil y más difícil de percibir o detectar. 

Se manifiesta a través de palabras hirientes, descalificaciones, humillaciones, gritos e insultos.

Paternalismo: Es un sistema de relaciones sociales y laborales, sostenido por un conjunto de valores, doctrinas, políticas y normas fundadas en una valoración positiva del patriarcado. 

En un sentido más concreto, el paternalismo es una modalidad del autoritarismo, en la que una persona ejerce el poder sobre otra combinando decisiones arbitrarias e inapelables, con elementos sentimentales y concesiones graciosas. 

También se puede decir que es una acción de protección a fin de tener aliados ante algún conflicto, como diciendo "yo te "cuido"(como un padre) pero tú me ayudas a mi si tengo un conflicto"(Paternalismo).

Victimismo: Es la tendencia a considerarse víctima o hacerse pasar por tal.

Una víctima es quien sufre un daño personalizable por caso fortuito o culpa ajena.

El victimista se disfraza por tanto de víctima consciente o inconscientemente simulando una agresión o menoscabo inexistente; y/o responsabilizando erróneamente al entorno o a los demás. 

En Lógica es una retórica demagógica que busca desprestigiar de una forma falaz la argumentación del adversario denotándola como impuesta o autoritaria.

Para ello, el sujeto victimista posiciona a su adversario de forma implícita como atacante al adoptar una postura de víctima en el contexto de la discusión.

COMENTARIO DE MICROMACHISMOS:LA VIOLENCIA INVISIBLE EN LA PAREJA

En base a la lectura de micromachismos es una novedad para mi que haya comportamientos "invisibles" de violencia y dominación, ejercidas por los hombres en las relaciones de pareja, se habla no sólo de diferencias, sino también de desigualdades en cuanto al tema de poder entre géneros.

Por ejemplo: En la película "Te doy mis ojos" existe un  micromachismo coercitivo y encubierto; mM coercitivo, porque antonio hace uso de su fuerza ( moral, psíquica, económica), para doblegar a Pilar( su esposa)  limitando su libertad y restringiendo su capacidad de decisión. 

Ahora se habla también de un mM encubierto porque antonio oculta su objetivo de dominio y forzamiento de disponibilidad de la mujer.

En algunas de estas maniobras esos objetivos son tan encubiertos y su ejercicio es tan sutil que pasan especialmente desapercibidas, razón por la que son muy efectivas.

Utiliza el afecto y la inducción de actitudes para disminuir el pensamiento y la acción eficaz de la mujer, llevándola a hacer lo que no quiere y conduciéndola en la dirección elegida por él.

En conclusión creo entender porque existe actualmente muchas mujeres maltratadas y varones violentos cuyo objetivo es dominar a la mujer, logrando através de estos mM enormes efectos negativos para ella como es : baja autoestima, inseguridad, agotamiento emocional, entre otros; creo que este tema de micromachismos para muchas  mujeres no es reconocido en un tiempo corto, sino a largo plazo pero en muchos de los casos solo existe una minoría de mujeres que logran romper el silencio y tratan de seguir adelante lejos de su pareja; mientras que otras siemplemente se quedan junto a él y siguen torturándose hasta el último día de su vida.

Es imprecindible ver también como en el caso de muchas relaciones de pareja en la cual también incluyo al matrimonio, influye mucho el entorno social: Por ejemplo: la familia que de una u otra forma ejerce un tipo de presión para la mujer que sufre este tipo de violencia "invisible", lo cual genera que permanezca con su pareja. 

Los hombres son expertos en estas maniobras por efecto de su socialización de género, que les hace creer esa superioridad y disponibilidad sobre la mujer. Mi gran pregunta es: Cuantas estaremos dispuestas ha doblegarnos ante ellos?  y yo misma me respondo: Si no existe igualdad de género, no pretendo ser objeto de un hombre, sino una mujer que sienta, piensa, actua y analiza como tal.

MICROMACHISMOS: LA VIOLENCIA INVISIBLE EN LA PAREJA

PODER Y GÉNERO:

El poder no es una categoría abstracta; el poder es algo que se ejerce, que se visualiza en las interacciones (donde sus integrantes lo despliegan). 

La palabra "poder" tiene dos acepciones popularmente utilizadas: una es la capacidad de hacer, el poder personal de existir, decidir y autoafirmarse. 

Es el poder autoafirmativo,este poder requiere para su ejercicio una legitimidad social que lo autorice (y esta legitimidad sólo la han obtenido hasta hace muy poco los varones).

La otra acepción: la capacidad y la posibilidad de control y dominio sobre la vida o los hechos de los otros, básicamente para lograr obediencia y lo de ella derivada. 

Es el poder de dominio. 

Requiere la tenencia de recursos (bienes, poderes o afectos) que aquella persona que quiera controlarse no tenga y valore, y de medios para sancionarla y premiarla.

LOS MICROMACHISMOS:

Los microabusos y microviolencias que procuran que el varón mantenga su propia posición de género creando una red que sutilmente atrapa a la mujer, atentando contra su autonomía personal si ella no las descubre (a veces pueden pasar años sin que lo haga), y sabe contra maniobrar eficazmente.

Están la base y son el caldo de cultivo de las demás formas de la violencia de género (maltrato psicológico, emocional, físico, sexual y económico) y son las "armas" masculinas más utilizadas con las que se intenta imponer sin consensuar el propio punto de vista o razón.

Comienzan a utilizarse desde el principio de la relación y van moldeando lentamente la libertad femenina posible. 

Su objetivo es anular a la mujer como sujeto, forzándola a una mayor disponibilidad e imponiéndole una identidad "al servicio del varón", con modos que se alejan mucho de la violencia tradicional, pero que tienen a la larga sus mismos objetivos y efectos: perpetuar la distribución injusta para las mujeres de los derechos y oportunidades.

Puntualmente, los microabusos y microviolencias pueden no parecer muy dañinos, incluso pueden resultar normales o intrascendentes en las interacciones, pero su poder, devastador a veces, se ejerce por la reiteración a través del tiempo, y puede detectarse por la acumulación de poderes de los varones de la familia a lo largo de los años.

MICROMACHISMOS COERCITIVOS:

En estos mM, el varón usa la fuerza (moral, psíquica, económica o de la propia personalidad), para intentar doblegar a la mujer, limitar su libertad y expoliar el pensamiento, el tiempo o el espacio, y restringir su capacidad de decisión.

Intimidación:

Este es un mM que está en el límite entre la violencia psicológica y los mM propiamente dichos. Maniobra atemorizante que se ejerce cuando el varón ya tiene fama (real o fantaseada) de abusivo o agresivo. Da indicios de que si no se le obedece, 'algo" podrá pasar. Implica un arte en el que la mirada, el tono de voz, la postura y cualquier otro indicador verbal o gestual pueden servir para atemorizar.

Control del dinero:

Este mM en la creencia que el dinero es patrimonio masculino, sus modos de presentación son muy variados: no información sobre usos del dinero común, control de gastos y exigencia de detalles, retención -lo que obliga a la mujer a pedir- (Coria, 1992), etc. Se incluye también en este apartado la negación del valor económico que supone el trabajo doméstico y la crianza y el cuidado de los niños.

No participación en lo doméstico:

Basada en la creencia que lo doméstico es femenino y lo público masculino, por este grupo de maniobra se impone a la mujer hacerse cargo del cuidado de algo común: el hogar y las personas que en ella habitan. 

Es una práctica de sobrecarga por omisión, que el varón justifica apelando a su rol de "proveedor" al que no se puede agobiar más de lo que soporta en su trabajo (es paradójico que esta justificación la realizan aun varones que no son los principales proveedores de o económico, con lo que imponen la "doble jornada" a la mujer que trabaja).

Uso expansivo-abusivo del espacio físico y del tiempo para sí:

Este grupo de mM se apoyan en la idea de que el espacio y el tiempo son posesión masculina, y que por tanto la mujer tiene poco derecho a ellos. Por tanto su apoderamiento es natural y no se piensa en la negociación de espacios y ni de tareas comunes que llevan tiempo. 

Así, encuanto al espacio en el ámbito hogareño, el varón invade con su ropa toda la casa.

Insistencia abusiva:

Conocido popularmente como "ganar por cansancio", este mM consiste en obtener lo que se quiere por insistencia inagotable, con agotamiento de la mujer que se cansa de mantener su propia opinión, y al final acepta lo impuesto a cambio de un poco de paz.

Imposición de intimidad:

Este mM consiste en una acción uni direccional de acercamiento cuando el varón desea, es una práctica coactiva en cuanto el varón no se molesta en negociar movimientos hacia la intimidad. 

Muy típico ejemplo de esto es la seducción forzada cuando él quiere sexo.

Apelación a la "superioridad" de la "lógica" varonil:

En este grupo se recurre a la "razón" (varonil) para imponer ideas, conductas o elecciones desfavorables a la mujer. 

Utilizada por varones que suponen que tienen la 'única" razón o que la suya es la mejor. 

No tienen en cuenta los sentimientos ni las alternativas y suponen que exponer su argumento les da derecho a salirse con la suya. 

No se cesa de utilizar hasta que la mujer dé lógicas razones (las del varón, por supuesto), y obligan a que ella tenga muy en claro su propia posición si no quiere someterse.

Toma o abandono repentinos del mando de la situación:

Estas son maniobras que consiste en tomar decisiones sin contar con la mujer en situaciones que la involucran, y en las que es difícil negarse.

Basados en la creencia del varón de que él es el único que tiene poder de decisión.

MICROMACHISMOS ENCUBIERTOS:

Estos mM encubiertos utilizan el afecto y la inducción de actitudes para disminuir el pensamiento y la acción eficaz de la mujer, llevándola a hacer lo que no quiere y conduciéndola en la dirección elegida por el varón. 

Son los que atentan de modo más eficaz contra la simetría relacional y la autonomía femenina. 

En ellos, el varón oculta (y a veces se oculta) su objetivo de dominio y forzamiento de disponibilidad de la mujer.

Abuso de la capacidad femenina de cuidado:

Este es el grupo de mM probablemente más avalado y silenciado por la cultura. 

Por ellos el varón utiliza y explota la capacidad de las mujeres de cuidado hacia otras personas. 

Esta capacidad está muy desarrollada en ellas por efectos de su socialización que las impele a "ser para otros". 

Alentadas por la cultura patriarcal, estas maniobras fuerzan disponibilidad incondicional a través de la imposición de diferentes roles de servicio: madre, esposa, asistenta, secretaria, gestora, etc. 

Las obligan a un sobreesfuerzo físico y emocional que les resta autonomía vital. 

Con ellas, los varones aprovechan abusivamente los beneficios del cuidado femenino ya que la imposición de disponibilidad femenina hacia el varón, acrecienta la calidad de vida de él a expensas de la mujer, sin que éste habitualmente lo reconozca.

Sin embargo, las estadísticas corroboran que los varones incrementan su salud psicofísica durante el matrimonio, y las mujeres la empeoran. 

Y ellos disponen de más tiempo de ocio. Algunas mujeres, conocedoras de este grupo de mM lo llaman "vampirismo", es decir un comportamiento de extracción y vaciamiento de energía vital que el varón aprovecha para sí.

Entre estos mM tenemos:

•Maternalización de la mujer.
•Delegación del trabajo de cuidado de los vínculos y las personas.
•Requerimientos abusivos solapados: son pedidos sin pedir explícitamente, "mudos", que apelan a activar automáticamente los aspectos "cuidadores" del rol femenino tradicional y hacer que la mujer cumpla ese pedido sin percatarse que lo está haciendo por coacción.

Creación de falta de intimidad:

Suele decirse que los varones tienen dificultades para la intimidad. 

Esto es cierto, pero también es cierto que la evitación de la intimidad es un recurso de dominación que ellos utilizan cotidianamente. 

Así lo muestran los mM de este grupo, que son maniobras activas de alejamiento, que impiden la conexión y evitan el riesgo de perder poder y quedar a merced de la mujer, más experta habitualmente en el manejo de las relaciones de cercanía (Weingarten, 1991). 

Intentan controlar las reglas del diálogo a través de la distancia y están sostenidas en la creencia varonil de su derecho a apartarse sin negociar y a disponer de sí sin limitaciones (sin permitir ese derecho a la mujer). 

Estas maniobras transmiten el mensaje que para el varón lo importante es él, y el vínculo y la conexión son secundarios. 

Aquí podemos considerar diferentes grupos:

Silencio:Independientemente de las razones internas que llevan al varón a estar silencioso (de hecho muchas veces el silencio es debido a una sensación de impotencia), esta actitud es una maniobra de dominación en tanto implica la imposición de silencio a la relación con la mujer.

Avaricia de reconocimiento y disponibilidad:Estas son maniobras múltiples de retaceo de reconocimiento hacia la mujer como persona y de sus necesidades, valores, aportes y derechos. Se retacea también el apoyo y el cuidado (además de imponerle el rol de cuidadora). Conducen al hambre de afecto (el que, en mujeres dependientes, aumenta su dependencia). Provocan además la sobrevaloración de lo poco que brinda el varón -ya que lo escaso suele vivirse como valioso- (Benard y Schiaffer, 1990). Una frase ejemplificadora de este mM es: Si sabes que te quiero (o que aprecio lo que haces), ¿para qué precisas que te lo diga?.

Inclusión invasiva de terceros (amigos, reuniones y actividades): Con esta maniobra se limita al mínimo o se hace dejar de existir los espacios de intimidad. A veces está acompañada de la acusación a la mujer de ser "poco sociable".

Seudointimidad:

En este grupo de mM el varón dialoga, pero manipulando el diálogo, de modo de favorecer el control y el ocultamiento, dejando a la mujer con menos poder al retacearle sinceridad.

Comunicación defensiva-ofensiva: El objetivo de la comunicación no es aquí la apertura sino que se habla para imponer y convencer. 

Existen defensas y ataques para imponer las propias razones, y no apertura ni negociación.

Engaños y mentiras: Aquí el varón oculta u omite información para desfigurar la realidad y seguir aprovechando ventajas que si fuera sincero perdería. 

Oculta lo que no conviene que la mujer sepa, para no ser perjudicado en lo que no quiere perder, fundamentalmente poder de decisión. 

Entre los engaños más frecuentes se encuentran: incumplir promesas, adular, negar lo evidente, negar descubrimientos femeninos de infidelidades, etc. 

Entre las mentiras: Aquellas centradas en el uso del dinero, el tiempo realmente ocupado, el no reconocer errores sabiendo que se cometieron, el ofrecer aquello que no se está dispuesto a dar (sobre todo comprensión y colaboración). 

Dan poder al varón en tanto impiden un acceso igualitario a la información.

Desautorización:

Estas maniobras están basadas en la creencia que el varón tiene el monopolio de la razón, lo correcto y el derecho a juzgar las actitudes ajenas desde un lugar superior. 

Presuponen el derecho a menospreciar.

Conducen a inferiorizar a la mujer a través de un sin número de desvalorizaciones.

Paternalismo:

En este tipo de maniobra se enmascara la posesividad y a veces el autoritarismo del varón, haciendo "por" y no "con" la mujer e intentando aniñarla. 

Se detecta sobre todo cuando ella se opone al aniñamiento, y él no puede tolerar que ella sea autónoma y no controlarla.

Manipulación emocional:

Tenemos aquí a un grupo de mM donde el varón utiliza el afecto no para el intercambio emocional sino como instrumento para lograr el control de la relación. 

Se emiten mensajes que se aprovechan de la confianza y la afectividad de la mujer para promover en ella dudas sobre sí misma y sentimientos negativos, generando inseguridad y dependencia.

Autoindulgencia y autojustificación:

En estas maniobras el varón se autojustifica o es muy indulgente consigo mismo frente a la no realización de tareas o actividades que hacen al cultivo de un vínculo igualitario. 

Procuran bloquear la respuesta de la mujer ante acciones e inacciones del varón que la desfavorecen puesto que al no hacerlas él, la obligan a hacerlas a ella (fundamentalmente cuidado de las personas y de lo doméstico).

Hacen callar apelando a "otras razones", y eludiendo la responsabilidad por lo que se hace o deja de hacer. Eluden dejar claro algo que en general el varón piensa: "esas no son mis responsabilidades, lo que hago ya es bastante.

MICROMACHISMOS DE CRISIS:

Estos mM suelen utilizarse en momentos de desequilibrio en el estable disbalance de poder en las relaciones, tales como aumento del poder personal de la mujer por cambios en su vida o pérdida del poder del varón por razones de pérdida laboral o de limitación física. 

Generalmente estos cambios se acompañan de reclamos por parte de la mujer de mayor igualdad en la relación. 

Suelen ser útiles no sólo para impedir que la mujer sea más autónoma o para no sentirse dependiente de ella, sino también para impedir los reclamos de ella respecto a la necesidad que él también cambie modificando sus hábitos de superioridad. 

El varón, al sentirse perjudicado, puede utilizar específicamente estas maniobras o utilizar las descriptas anteriormente, aumentando su cantidad o su intensidad con el fin de restablecer el statu quo.

Los grupos que describiré a continuación suelen utilizarse frecuentemente en una secuencia del primero al último, según la permeabilidad de la mujer para dejarse presionar.

Hipercontrol:

Este mM consiste en aumentar el control sobre las actividades, tiempos o espacios de la mujer, frente al temor que el aumento real o relativo de poder de ella pueda dejarlo a él en un segundo lugar e inferiorizado.

Seudoapoyo:

Apoyos que se enuncian sin ir acompañados de acciones cooperativas, realizados con mujeres que acrecientan su ingreso al espacio público. 

Se evita con ello la oposición frontal, y no se ayuda a la mujer a repartir su carga doméstica y tener más tiempo.

Resistencia pasiva y distanciamiento:

Este mM consiste en utilizar diversas formas de oposición pasiva y abandono: falta de apoyo o colaboración, desconexión, conducta al acecho (no toma la iniciativa, espera y luego critica. "Yo lo hubiera hecho mejor"), distanciamiento, amenazas de abandono o abandono real (refugiándose en el trabajo o en otra mujer "más comprensiva"), etc.

Rehuir la crítica y la negociación:

Con este mM se intenta acallar los reclamos de la mujer respecto a las actitudes dominantes del varón y evitar el cambio sosteniendo que él no lo deseó. Se acompañan generalmente de culpabilización hacia el cambio femenino. 

Algunas frases que reflejan esta maniobra son: ¿por qué debería cambiar si tú cambias?, ¡Es tu problema! ¿De qué te quejas si me conociste así? ¡Si no hubieras cambiado todo estaría bien!.

Promesas y hacer méritos:

Maniobras en las que frente a reclamos de la mujer el varón realiza modificaciones puntuales que implican ceder posiciones provisoriamente por conveniencia, sin cuestionarse la creencia errónea de la "naturalidad" de la tenencia de dicha posición. 

Estos cambios suelen dejar de realizarse cuando la mujer deja de enfadarse y acepta darle "otra oportunidad”. 

Algunos ejemplos: hacer regalos, prometer ser un buen hombre, ponerse seductor y atento, hacer cambios superficiales, reconocer errores frente a amenazas de abandono.

Victimismo:

Por este mM el varón se declara víctima inocente de los cambios y "locuras" de la mujer., con culpabilización acompañante para intentar doblegarla. 

Si finalmente él se decide a algún cambio, lo vive como un gran sacrificio, por lo que no se le puede pedir mucho, esperando ser aplaudido por pequeños cambios y frustrándose si no lo hacen. 

¡A ti nada te conforma! es una frase manipulativa habitual utilizada en esta situación.

Darse tiempo:

Este mM consiste en postergar y alargar el tiempo de decidirse a darle importancia a los cambios y reclamos femeninos o a cambiar, hasta que haya algo que obligue (en general un ultimátum de separación).

Se manipula el tiempo de la respuesta al pedido de cambio intentando dilatar la situación de injusticia relacional. 

Es una clara maniobra de poder en tanto obliga a la mujer a someterse a los tiempos y deseos del varón, que es quien conserva el poder de decisión del momento de comenzar un cambio. 

Los modos de dilatar el diálogo y la decisión de cambio pueden ser variados: ¡ya hablaremos!, ¡ya veremos!, ¡lo pensaré! Otro modo frecuente es a través de la negativa a acceder a una ayuda terapéutica, y si se lo hace, postergar frecuentemente la consulta antes de decidirse realmente a hacerla.

Dar lástima:

Cuando el varón realiza este mM procura que se apenen de él para lograr que la mujer ceda.

Para ello, puede, desde buscar aliados que comprueben lo "bueno" que él es (y lo "mala" que es ella), hasta comportamientos autolesivos tales como accidentes, aumento de adicciones, enfermedades, amenazas de suicidio, que apelan a la predisposición femenina al cuidado y le inducen a pensar que sin ella él podría terminar muy mal.

El varón exhibe en estos últimos comportamientos, manipulativamente, su invalidez para el autocuidado.

EFECTOS DE LOS MICROMACHISMOS:

W. Shakespeare ilustra, espléndidamente, las estrategias de utilización de muchas de estas maniobras en función de dominar a la mujer, restringiendo con hábiles artes su autonomía, en su obra "La fierecilla domada". 

Su lectura alumbra con gran nitidez el efecto devastador de estas estrategias de dominio.

La efectividad de todas estas maniobras, junto a la falta de autoafirmación de la mujer, forman una explosiva mezcla con enormes efectos negativos para ella y el vínculo que, como decíamos al comienzo de este artículo suelen ir haciéndose visibles a largo plazo.

CONSIDERACIONES FINALES:

Nombrar los mM es también una tarea que supone el análisis crítico de la cotidianeidad y loscomportamientos de "seudoigualdad" que circulan diariamente. Así, ponerlos en evidencia debería ser útil para las que las mujeres pudieran:

Legitimar y ampliar su registro perceptivo de los comportamientos masculinos de dominación que ellas sufren y que los varones generalmente no reconocen realizar.

Reconocer el lenguaje de acción y manipulación- que no de palabras -, tan propio de los varones pese a la creencia que la manipulación es un arma fundamentalmente femenina.

 Disminuir la culpabilización inducida por estas maniobras y recuperar su pensamiento y posibilidades de acción autónoma en la vida de pareja cotidiana.

Aumentar las posibilidades de crear sus modos de evitación y resistencia ya que lo que se ve claramente puede ser mejor combatido.

También y de modo importante, saber de sus efectos, porque el no poder detectar que muchos de los malestares emocionales e inseguridades son provocados por el ejercicio de los mM, hace que las mujeres (y sus parejas y los profesionales de la salud) tiendan a adjudicarlos a problemas intrapersonales o a "exageraciones" femeninas. 

Así surge la doble victimización.

Alertar sobre su existencia y frecuencia supone también criticar las creencias que las violencias de género son solamente sus formas más dramáticas y que sólo la ejercen algunos varones.

Como hemos visto, los mM también son violencia de género y son comportamientos habituales en todos los varones: la violencia no es sólo cosa de otros, sino también de nosotros (varones). 

Reconocer esto supone que los varones que creemos en la igualdad, debemos hacer algo más que acompañar a las mujeres en sus reclamos y adaptarnos con esfuerzo a los cambios femeninos: debemos cambiar también nosotros.

Por esto último, nombrar los mM debería servir para contribuir a que los varones que no se reconocen en el ejercicio de la violencia mayor, que tienen una ética de justicia y respeto, no ignoren las propias maniobras de dominio y dominación cotidianas. Para ello es necesario:

Estar dispuesto a una autocrítica sobre el ejercicio cotidiano del poder y sobre la socialización en que son criados, la que avala la superioridad sobre las mujeres y por tanto la creencia en tener derechos sobre ellas.

Entrenarse en el cambio de actitudes hacia la igualdad y el respeto, ya que sólo con conocer no alcanza. Los grupos de reflexión de varones son un buen espacio para ello.

Tomar iniciativas para realizar acciones, en tanto varones, que favorezcan la erradicación de las violencias de género y no dejar que sean únicamente las mujeres que luchen contra la violencia que nosotros producimos. 

Iniciativas como la campaña canadiense del lazo blanco, el manifiesto del grupo de hombres de Sevilla, la red de hombres profeministas europeos, los trabajos de Jorge Corsi, o los grupos Coriac y Cantera en Latinoamérica.

Finalmente hacer visibles los mM debe servir para no olvidar que son factores que deben tenerse en cuenta en las estrategias de erradicación de la violencia de género.

EL BAGUAZO

¿Punto de inflexión para un nuevo movimiento social?

Es momento de mirar más allá de los actos sangrientos y de sus responsables políticos e inmediatos, sin que ello implique restarle importancia a las tareas pendientes para aclarar estos sucesos. 

Hemos sido testigos de un momento crítico para la consolidación de un movimiento social hasta hace poco incipiente, uno que probablemente trascienda el contexto específico de los reclamos amazónicos frente a decretos hoy ya derogados.

Más aún, las proyecciones de este movimiento se pueden constituir en adelante como un serio desafío al modelo económico y de desarrollo que ha predominado en el país en los últimos dos decenios.

La importancia que han adquirido las fuerzas de protesta lideradas por los grupos amazónicos es necesario, ante todo, entender que como movimiento social puede tener efectos políticos muy significativos sin tener las características formales de los partidos u otras instituciones políticas.

Un movimiento social de carácter nacional no requiere de una organización jerárquica ni centralizada, ni siquiera de una ideología claramente definida para pugnar con éxito por alcanzar sus objetivos. 

Los movimientos sociales contemporáneos, por el contrario, suelen estar organizados de manera descentralizada y fluida, y actuar en función de factores de afirmación de la identidad, luchando por derechos, por ejemplo, sociales y culturales, y por la integridad de su territorio. 

En este sentido, el movimiento de protesta amazónico se estaría constituyendo en un movimiento social de alcance nacional y, a pesar del terrible costo en vidas de civiles y policías del Baguazo, se puede decir que ya sumó sus primeras victorias.

Consideramos que el gobierno actual y sus aliados han venido subestimado la repercusión que estos grupos en conjunto pueden tener en la escena política nacional.

En este informe empezamos por recapitular la secuencia de los principales sucesos que llevaron a los lamentables incidentes del 5 de junio, buscando hallar en ellos las evidencias de un movimiento incipiente que finalmente ha logrado repercusión nacional y la movilización de otros actores con intereses afines. 

Luego, caracterizamos el movimiento amazónico como movimiento social que desafía al Estado en la medida en que este último impulsa un modelo de desarrollo que los perjudica. 

Finalmente, analizamos algunas implicancias políticas del surgimiento de este movimiento social para las próximas elecciones locales, regionales y nacionales.

¿Un Baguazo anunciado?

En diciembre de 2007, el Congreso de la República le otorga facultades al Ejecutivo para legislar en materia referente al Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. Entre marzo y junio de 2008, el Ejecutivo promulga diversos Decretos Legislativos (DL) utilizando estas facultades, entre ellos, algunos que afectan directamente los territorios amazónicos y los derechos de los pueblos indígenas.1 Muchas instituciones de la sociedad civil, así como la Defensoría del Pueblo,2.

Consideraron que estos DL violaban los derechos a la consulta a los indígenas, a la tierra y al territorio, al uso de los recursos naturales y a la libre determinación al desarrollo.

Desde el mes de julio del 2008, empiezan las protestas y paros de grupos amazónicos contra la mencionada legislación, pero pocos medios periodísticos informan sobre estos sucesos.

Los pueblos awajún y wampis han tenido el mayor protagonismo dentro de este movimiento, y están desde hace mucho tiempo organizados a través de sus federaciones, de los ronderos y de sus apus, ante la ausencia del Estado en sus comunidades. 

Concretamente, la paralización en la Amazonía a mediados de 2008 fue liderada por la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) que representa a comunidades awajún y wampi.

En agosto de 2008, cuando esta paralización se hace más fuerte, el Congreso decide derogar los decretos 1015 y 1073, que modificó al 1015 (ver anexo). 

Este es el primer triunfo del movimiento amazónico, mientras que el Presidente de la República consideró la derogatoria un “error histórico”.

El Congreso decide conformar una comisión para estudiar los demás decretos, sobre todo los puntos que chocan con la Constitución y tienen que ver con la violación del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). 

En marzo de 2009, AIDESEP envía cartas al Congreso y al Presidente del Consejo de Ministros, Yehude Simon, exigiendo que la mencionada comisión finalmente emitiera opinión respecto a los demás decretos en cuestión. 

Allí empieza lo que se consideró la “mecida” del gobierno aprista que exacerbara los ánimos de los grupos indígenas. 

A falta de una respuesta, el 9 de abril las organizaciones indígenas deciden iniciar una huelga general indefinida. 

La protesta se siente en todas las regiones amazónicas, pero en Lima, nuevamente, hubo poca cobertura de los medios.

El 20 de abril, Yehude Simon y los dirigentes de AIDESEP acuerdan formar una comisión multisectorial para revisar los decretos, pero no se levanta la huelga. 

En los días siguientes, la huelga se agudiza en diversas zonas del país.

Se bloquean carreteras importantes, se impide la navegación en algunos ríos y se toma infraestructura petrolera. 

El 9 de mayo, el Gobierno declara por 60 días en emergencia a distritos de cuatro departamentos. 

De esta manera, comienza la polarización: por un lado, el Gobierno que busca ejercer la autoridad y no establece aún una mesa de diálogo y, por otro, el movimiento indígena que defiende sus derechos.

El 15 de mayo, en un acto aparentemente desesperado, el dirigente máximo de AIDESEP, Alberto Pizango, hace un llamado a la insurgencia.

Sin embargo, se retracta en pocas horas gracias a la intervención de la Defensoría del Pueblo, que hasta el momento venía jugando un rol importante para frenar la violencia. 

Los bloqueos continúan y el Gobierno sigue sin escuchar. 

Mientras tanto, la Comisión de Constitución del Congreso declara inconstitucional el DL 1090 (Ley Forestal y de Fauna Silvestre), quedando pendiente su discusión en el pleno del Congreso.

Recién el 20 de mayo se instala la “mesa de diálogo”, pero lo que se da en realidad es un “diálogo de sordos”: para el Premier es suficiente con realizar algunas enmiendas a los documentos mientras que los líderes amazónicos exigen su derogación por haberse formulado sin consulta previa, además de demandar la discusión de temas de fondo relativos al desarrollo de la selva.

Las opiniones del Gobierno, sobre todo las del Presidente García (“la selva es de todos los peruanos, no solo de un grupo”), evidencian poca comprensión de la naturaleza de los reclamos de los amazónicos y acentúan la polarización. 

Más aún, se advierte una posible denuncia a Alberto Pizango por rebelión, sedición y conspiración. 

Esta situación, y el Estado de Emergencia que lleva casi un mes, encienden los ánimos

El 4 de junio, con voto de la mayoría aprista, se suspende el debate de la derogatoria de los DL 1090 y 1064. 

Para los dirigentes de AIDESEP esto confirma la “mecida” del Gobierno respecto a sus demandas. 

Ese mismo día, la Defensoría del Pueblo presenta una demanda de inconstitucionalidad contra el DL 1064 porque vulnera los derechos constitucionales de propiedad de la tierra y de consulta previa a los pueblos indígenas.

El viernes 5 de junio será recordado como el “Baguazo”, donde se dio un enfrentamiento entre policías y más de tres mil indígenas de las etnias awajún y wampis, así como campesinos, ronderos y ex combatientes del Cenepa que habían tomado la carretera.

Perdieron la vida 24 policías y un número oficial de 11 nativos fallecidos, que podría ser mucho mayor según varias fuentes extraoficiales.

Sobre lo sucedido quedaron muchas dudas. 

Sin embargo, el Gobierno acentuó la polarización y arremetió contra los indígenas, con el mismo Presidente señalándolos como terroristas financiados por extranjeros.

Enfrentando una orden de captura, Alberto Pizango ingresa a la Embajada de Nicaragua y pide asilo como perseguido político.

El Congreso de la República se reúne de emergencia el 10 de junio para suspender indefinidamente los DL 1090 y 1064. 

Los dirigentes amazónicos consideraron este hecho una burla más del Gobierno, pues ellos exigían la derogatoria. 

Más aún, se denuncia a varios líderes de AIDESEP por apología y sedición.

Mientras tanto, el movimiento amazónico siguió ganando adeptos: grupos indígenas de otras regiones, organizaciones gremiales como la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) y la Coordinadora Político Social y otros respaldaron la posición amazónica con una gran marcha nacional llevada a cabo el 11 de junio, en la que también participaron miles de estudiantes universitarios.

Debido al creciente descontento de la opinión pública, evidenciado en diversas encuestas y múltiples protestas, el gobierno empezó a ceder ante la presión. 

El Premier, tras reunirse con dirigentes amazónicos, acepta derogar los decretos cuestionados mientras que, el 18 de junio, el Presidente reconoce débilmente los errores cometidos durante el diálogo con los dirigentes de la Amazonía. 

Afirma, asimismo, su respaldo al premier Simon sobre la derogatoria de los cuestionados decretos.

Al día siguiente, exactamente dos semanas después del Baguazo, el Congreso confirmó la derogatoria de los DL 1090 y 1064. 

En respuesta a ello, los dirigentes de AIDESEP piden a sus bases levantar las medidas de fuerza. 

El viernes 19 de junio, cuando ya el Premier había anunciado que dejaría su cartera apenas se calme la situación, la ministra del Interior, Mercedes Cabanillas, anunció que todos los ministros habían puesto sus cargos a disposición.

Actualmente se espera que lleguen a concretarse los ofrecimientos de la conformación de una comisión investigadora sobre los hechos del Baguazo que el Gobierno anunció el 24 de junio. 

Si bien se ha logrado reducir las tensiones en la Selva Norte, quedan diversos asuntos por investigar y denuncias pendientes por esclarecer. 

Urgen las investigaciones sobre las denuncias de un número mucho mayor de desaparecidos a la cifra oficial.

Asimismo, falta aclarar la situación judicial de Alberto Pizango y otros dirigentes, así como la orden de captura contra Santiago Manuin, dirigente de la provincia de Condorcanqui gravemente herido en el enfrentamiento.

Además, habría aún una cuarentena de líderes indígenas presos. 

Más allá de los directamente involucrados en los sucesos de Bagua, preocupa la actitud del Gobierno al suspender a siete congresistas nacionalistas, por un periodo que en la realidad sobrepasa los 6 meses, pues cambia la correlación política de fuerzas para la elección de la próxima junta directiva en el Congreso.

Por otra parte, el Presidente calificó a los nativos de “subversivos”. 

Este tipo de caracterización, además de tratarlos explícita o implícitamente como “ignorantes” e “incapaces”, ha sido finalmente un pretexto para buscar eliminarlos como interlocutores válidos en cualquier proceso de diálogo sobre el uso de la Amazonía. 

Viendo lo sucedido después, cabe preguntarse: ¿se sienta acaso el gobierno peruano a negociar con “subversivos” y ceder ante sus demandas?

Un movimiento social que desafía a un modelo de desarrollo

Más allá de los temas puntuales a resolver en el marco de los enfrentamientos recientes, también entendemos que hay temas de fondo que saltan a la luz al repasar los acontecimientos presentados líneas arriba. 

Hay dos que consideramos fundamentales. Primero, la negativa del gobierno de negociar o siquiera discutir aspectos del modelo de desarrollo vigente en los últimos decenios, inicialmente ignorando y luego recurriendo a deslegitimar y reprimir a quienes se atreven a realizar estos cuestionamientos. 

Segundo, la incapacidad o falta de interés (no sólo del Gobierno sino también de los medios de comunicación y de muchos actores privados y de la sociedad civil) en entender y manejar reclamos que reflejan el complejo carácter multicultural de nuestra sociedad.

Proponemos entender a las organizaciones amazónicas que desafiaron las políticas del gobierno a través de una serie de paros, movilizaciones y, finalmente, los enfrentamientos en Bagua, como líderes de un movimiento social que desafía al Estado, en la medida en que este último impulsa un modelo de desarrollo que atenta contra sus territorios y sus derechos culturales y sociales.

Además, es un Estado que no ha dado espacios donde se pudiese discutir temas de fondo o cuestionar de alguna manera el modelo económico vigente.

Si bien el grado de radicalización de las recientes medidas de protesta ha sido inusual, los reclamos de los pueblos amazónicos por mayor atención del Estado y por mayor respeto a sus derechos culturales y sociales no son nuevos. 

Esto no sólo atañe a los movimientos indígenas y las áreas rurales; en la historia reciente tenemos, por ejemplo, la oposición generalizada al régimen fujimorista en el departamento de Loreto ante la percepción de que el Estado centralista nuevamente había dejado de considerar los intereses de la región amazónica al firmar acuerdos con otros países. 

Asimismo, los grupos que han participado en las protestas no son nuevos ni improvisados sino que, como en el caso de AIDESEP (fundada en 1980), cuentan ya con muchos años de consolidación y con significativa legitimidad entre las comunidades amazónicas.

Diversos expertos coinciden en que en el Perú ha habido una larga historia de negación de los derechos y demandas de los pueblos amazónicos así como de sus particularidades culturales.

Por un lado, está el asunto fundamental de las cosmovisiones distintas de diversos grupos, que en la actualidad habrían llegado a un punto de enfrentamiento. 

Como afirma el experto en temas amazónicos Róger Rumrrill,5 la concepción occidental del territorio amazónico siempre ha entrado en conflicto con la de los habitantes de estas tierras en tanto para la primera “la naturaleza está allí para ser usada, para ser insumo”, mientras que desde una visión amazónica “la naturaleza es sagrada y, por tanto, hay que respetarla”. 

Para el Estado peruano la selva fue ante todo una fuente de materia prima y han existido diversos períodos de fuerte explotación de los recursos de la selva que se caracterizaron por vejámenes y abusos a las poblaciones nativas. 

Fue recién en 1974, durante el gobierno militar del General Juan Velasco, que se dio la primera norma con rango de ley que reconoció los territorios indígenas; a fines de esta misma década aparecen las primeras asociaciones inter-étnicas de pueblos amazónicos, incluyendo la antecesora directa de AIDESEP en 1979.

En la mencionada ley se reconoció la propiedad, la identidad particular y se establecieron normas de protección, las cuales fueron mayormente desvirtuadas con la Constitución de 1993, durante el gobierno de Alberto Fujimori. 

Los inicios de los años noventa fueron una época de marcada desmovilización social, pero las cosas han ido cambiando a lo largo del actual decenio. 

Durante el breve mandato del Gobierno de Transición del Presidente Paniagua, en 2001, se creó la Comisión Especial Multisectorial para las Comunidades Nativas, la cual produjo (con la participación de organizaciones indígenas, organizaciones no gubernamentales, consultores independientes y representantes del sector público) el Plan de Acción que contenía propuestas de solución para los problemas que afectan a las comunidades nativas del país.

Con el gobierno del Presidente Alejandro Toledo, se crea la Comisión Nacional de Pueblos Andinos Amazónicos y Afroperuanos (CONAPA) bajo la presidencia de la Primera Dama Eliane Karp. 

Sin embargo, a pesar de que el Plan de Acción había sido aprobado por el Consejo de Ministros, nunca fue implementado por la CONAPA. 

La CONAPA luego se convirtió en el actual Instituto Nacional de Desarrollo de los Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos (INDEPA), institución de escaso presupuesto y sin mayor peso político, que prácticamente estuvo ausente como actor en la reciente crisis.

Hasta aproximadamente el 2007, las ONG tienen la mayor figuración mediática en la promoción y protección de los derechos de los amazónicos. 

Las organizaciones comunales y étnicas aparecen en la escena nacional solo esporádicamente, a pesar de que muchas cuentan con amplia legitimidad y buena organización. 

Sin embargo, no es coincidencia que a partir de la difusión del discurso neoliberal de “El perro del hortelano” del Presidente Alan García se siente un activismo mucho mayor de las organizaciones indígenas amazónicas en la escena nacional.

Róger Rumrrill, Fernando Eguren, Sinesio López y otros analistas han prestado atención recientemente al discurso del Presidente Alan García en su conocido artículo de 2007 “El perro del hortelano” y sus implicancias con respecto a la Amazonía. 

En primer lugar el artículo refleja una continuidad de la visión occidental de la Amazonía principalmente como fuente de materias primas, donde las tierras indígenas son básicamente tierras ociosas e improductivas que deben ser explotadas. 

Así, las comunidades no tendrían ni la educación ni los recursos económicos necesarios para seguir disponiendo de estas tierras, las cuales deberían ser abiertas a la inversión. 

Según Federica Barclay, el Presidente “encuentra que los regímenes especiales para los pueblos originarios, y los derechos consagrados en diversos instrumentos internacionales, constituyen una traba para el desarrollo…”.

El discurso neoliberal del Presidente se ve reflejado en los cuestionados decretos legislativos de la primera mitad de 2008. 

Estos decretos, tanto como “El perro del hortelano”, han sido percibidos en la Amazonía como nuevas faltas de respeto a la identidad y derechos de los pueblos indígenas. 

Según Sinesio López, desde la presidencia se pretende ignorar que el Perú es un país multicultural y “García cree que gobierna una sociedad multicultural a la que hay que civilizar homogeneizándola”.

Tenemos, en el mejor de los casos, una falta de comprensión desde las altas esferas del Gobierno de la problemática de un país multicultural y de la manera de aproximarse a estos temas. 

En otro sentido, se puede interpretar el rechazo al diálogo y las continuas “mecidas” del Gobierno a las organizaciones que protestaban por los decretos en cuestión como una abierta negación de las diferencias étnicas y culturales a nombre de una mal entendida “modernidad”.

En todo caso, ya se empieza a entender que, más que hacer tambalear al Gobierno, a los grupos que representan a los pueblos amazónicos los impulsa una preocupación fundamental por hacer respetar su identidad y su autonomía. Según López, la demanda central de estos grupos que vienen protestando es “el establecimiento de una política de reconocimiento de su identidad”.

Desafían al Estado y al modelo neoliberal en la medida en que consideran que este infringe sus derechos y que el Gobierno quiere imponer un modelo de desarrollo depredador de la Amazonía.

La importancia del reconocimiento de la identidad es algo que frecuentemente no se entiende, y se alega, más bien, que los grupos indígenas son manipulados por partidos políticos, ONG y hasta por líderes extranjeros.

Tales aserciones reflejan una subestimación de los temas de identidad como movilizadores de la ciudadanía y, además, reflejan también racismo al asumir que los movimientos indígenas carecen de capacidad de organización y de decisión.

Dado el enorme impacto que han tenido las protestas en Bagua en la opinión pública y la adhesión a su causa por parte de variopintos grupos en todo el país y en el extranjero –desde grupos en otras partes de la Amazonía hasta estudiantes en Lima, pasando por organizaciones civiles en Ayacucho, Junín, Cusco y Áncash, entre muchos otros– parecemos estar presenciando la consolidación de un movimiento social a nivel nacional que pugna por el respeto a la multiculturalidad y, en particular, los derechos de los pueblos indígenas. 

Como dice Frederica Barclay, “el movimiento indígena ha obtenido ya una victoria importante: la mayoría de los ciudadanos ha comprendido que su reclamo del derecho a ser consultado es legítimo”. 

En tanto movimiento social, es importante tenerlo en cuenta su impacto político ya que desafía directamente aspectos centrales del modelo neoliberal de desarrollo que defiende el gobierno aprista y sus principales aliados.

El movimiento amazónico que se viene consolidando encaja en las definiciones vigentes de movimiento social, como la de Sidney Tarrow.

En efecto, una lógica de acción basada en la afirmación de la identidad y los derechos, antes que ideología o clase social, es una característica fundamental de muchos movimientos sociales recientes.

 Estos movimientos sociales logran efectos políticos reales. 

Así, a pesar de que la mayoría de peruanos no conocía a sus líderes ni a sus reclamos antes de la reciente crisis, los grupos amazónicos finalmente han logrado hacer retroceder al Gobierno en sus medidas. 

Incluso han ocasionado que los miembros del Gabinete pongan sus cargos a disposición.

Los reclamos de los grupos amazónicos son reclamos racionales que no fueron atendidos o que no pudieron resolverse a través de las instancias del Estado y del sistema político formal. 

Cabe recalcar que los grupos indígenas amazónicos carecen de adecuada representación en el sistema político. 

Esto no sólo se debe a la crisis de representación política que afecta a los peruanos en general, sino también a su número relativamente pequeño (alrededor de 350.000 indígenas amazónicos).

Debido a ello son minoría incluso en las regiones de la selva y constituyen grupos dispersos geográficamente.

Por estas razones, en la actualidad no hay ni un solo representante de estos grupos étnicos en el Congreso. 

Tampoco, a pesar de ciertas afinidades con representantes del Partido Nacionalista y algunos independientes, ha habido algún partido político que haya apoyado consistentemente este tipo de reclamos en los foros oficiales.

En el Perú ha habido movimientos importantes en la última década, como el pueblo de Arequipa contra la privatización de las empresas generadoras de energía eléctrica o los múltiples conflictos de las comunidades afectadas por la minería, pero ninguno de la dimensión nacional, la claridad programática y la fuerza organizativa como el desarrollado por las comunidades amazónicas. 

En este aspecto estábamos gravemente retrasados frente a otros países vecinos donde ha sido viable la aparición de movimientos sociales y fuerzas políticas críticas del enfoque predominante.

Con el movimiento amazónico se termina la lógica de las mesas de diálogo de la última década, la cual no ha servido para la discusión de temas de fondo. 

Los ciudadanos de la selva, apoyados por grupos de todo el país, ya no aceptan los paliativos de discutir detalles puntuales. 

Su extraordinaria virtud consiste en haber puesto la discusión del modelo sobre la mesa, a pesar de que hayan tenido que recurrir a medidas de protesta abiertamente desafiantes y técnicamente ilegales, como la toma de carreteras y de infraestructura petrolera, para que sus reclamos fueran atendidos.

Algunas implicancias políticas:

¿Cuáles son las implicancias políticas del surgimiento de este movimiento social para los próximos meses y para las próximas elecciones de 2010 y 2011? En primer lugar, el fracasado intento de desestimar y luego reprimir los reclamos amazónicos puede entenderse como parte de una estrategia gubernamental que continuará frente a quienes cuestionen el modelo económico vigente. 

Se estaría buscando a través de ella crear un escenario electoral en el que no haya sitio para aquellos que no piensen como el gobierno y sus aliados.

Es de esperar que, después de esta coyuntura desfavorable, el Gobierno utilice todos los recursos disponibles para evitar que la oposición antineoliberal se constituya y eventualmente se desarrolle.

Pero neutralizar a estas fuerzas de ahora en adelante será mucho más difícil, y más bien se han abierto las puertas para alternativas políticas distintas a las que han gobernado el país en años recientes.

Según Alberto Adrianzén, el futuro electoral de cualquier fuerza política dependerá crecientemente de “cuán capaz sea de organizar y representar la protesta social y no solamente de expresar los malestares y humores de estos sectores sociales contrarios a las políticas neoliberales”.

Con la consolidación de este movimiento social de alcance nacional y abiertamente crítico del modelo neoliberal, ahora es mucho más posible que aparezca antes de las próximas elecciones alguna alternativa política que agregue y articule los distintos intereses que buscan en el centro, la izquierda y el nacionalismo retomar la construcción democrática y el desarrollo sostenible.

Más allá del actual Gobierno, la tendencia del Estado en los últimos decenios ha sido la de neutralizar los cuestionamientos al modelo neoliberal, incluso tras la transición democrática de 2000. 

Hoy, la oposición en el país se empieza a identificar con la oposición al neoliberalismo. 

Una oposición así reconocida cambia las condiciones del juego político, no sólo en este gobierno sino en esta democracia, en las relaciones entre sociedad y Estado.

Por otro lado, está por verse si en los próximos meses, hasta que empiecen las campañas para los próximos comicios, se puede superar de manera pacífica y constructiva la polarización reciente. 

Además, si luego del aprendizaje de las últimas semanas los ciudadanos del Perú estarán dispuestos a darle oportunidad política a una alternativa democrática distinta a las que han existido en los últimos veinte años.